Ser diferente y pensar diferente
Seguramente alguna vez has tenido ese deseo por encajar o
por sentirte parte de un grupo, y es normal. Estamos programados para formar
parte de una tribu; de aquel grupo de personas donde nos sentimos más seguros y
más confiados. Sin embargo, debo decirte que esos deseos por formar parte,
pueden opacar tu brillo interno y no permitirte mostrar al mundo lo que eres, ni
de lo que eres capaz.
Ser diferente no es algo negativo, y menos en estos días. Si
bien es verdad que hace algunos cientos de años, ser diferente, o pensar
diferente a la mayoría, te podía llevar al exilio o a la hoguera, hoy en día
eso es del pasado.
Estamos llegado un punto en el desarrollo de nuestra
especie, donde comenzamos a aceptar a otras personas con todo y sus diferencias
en actos y pensamientos. Donde enamorarse de una persona del mismo sexo, o
adorar a un dios diferente al convencional, ya no es razón para criticarlo,
burlarte de él, o asesinarlo.
Nuestra capacidad para permitir que las personas hagan con
su vida lo que quieran (mientras no afecten el derecho de otros a hacer lo
mismo) está mejorando nuestro pensamiento colectivo, y elevando nuestros
niveles de conciencia acerca de las elecciones de otras personas, por muy
diferentes a lo “normal” que éstas sean.
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